El cutis es tu carta de presentación. Lo primero que la gente va a notar en vos es tu cara, de modo que es sumamente importante que te cuides la piel. Entonces, sé sincera y preguntate: ¿cuan generosa soy con mi cutis?
Si todavía sos joven, este es tu momento para comenzar. Desde los veinticinco años es imprescindible que visites mensualmente a tu cosmiatra y que sigas a rajatabla los consejos que ella te de según tu tipo de piel.
Jamás descuides la humectación y el contorno de ojos (las arrugas pueden parecer simpáticas o denotar sabiduría en un hombre, pero a nosotras nos quedan verdaderamente desagradables, y dudo que te cause mucha gracia tener cincuenta años y estar día y noche presa de tus gafas oscuras).
Y si ya estás más grandecita y no tuviste una voz sabia que te diera estos consejos hace veinte o treinta años, cuanto todavía estabas a tiempo, ¡no desesperes! Todo es solucionable: hoy en día la tecnología cosmética está avanzadísima. Andá a un buen centro de estética y hacete todos los tratamientos disponibles, desde una simple mascarilla de barro hasta el más profundo chemical pealing.
Eso sí, si querés estar bien y vencerle a los años, no escatimes en tiempo o dinero y ya vas a ver que poco a poco podés recuperar esa belleza que todavía está en algún lado, pero se escondió tras las marcas que fue dejando el paso del tiempo.
Comments
Post a Comment