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Si no somos iguales a los hombres, ¿por qué vamos a tener los mismos roles?

A veces se te debe hacer difícil la crianza de los hijos, seguramente te cuesta disciplinarlos sin ser demasiado dura, y siempre te parece que no les estás dando suficiente amor, porque los querés tanto que sentís que no existe la forma de demostrar cuánto ellos significan para vos.

También te podés encontrar con la dificultad de que, como no ven mucho al papá durante los días de semana, tenés que cumplir muchos de sus roles y no te alcanza el tiempo ni la energía para hacer toda tu parte y mitad de la de tu marido (y tampoco querés sacarle protagonismo en la vida de tus hijos, porque después de todo, los pariste vos, pero son los hijos de los dos).


Para poder encontrar el equilibrio y que tus hijos comprendan bien cuáles son los roles de cada uno en la familia (y en el mundo), es de vital importancia que no pises el terreno que le corresponde a tu marido, y que dejes que él se haga cargo de sus responsabilidades una vez que llegue a casa.

Por ejemplo, si tu chico se porta mal (muy mal, no hablo de travesuras de chicos sino de acciones que deben recibir su consecuencia), explicale amablemente lo que hizo mal, y decile que espere a que llegue el padre para recibir su castigo. Ni bien tu marido llega a tu casa, contale (adelante de tu hijo) lo que el nene hizo mal, para que él decida el castigo que va a recibir el chico y lo aplique.


Jamás desautorices a tu marido aplicando castigos por tu propia cuenta, tu tarea como mamá es la de dar amor, abrigo, comida e higiene a tus hijos, la tarea de disciplinar está en manos del hombre, por algo la naturaleza lo dotó de mayor fuerza física y le dio una voz más grave e intimidadora.

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